martes, 14 de febrero de 2012

De relámpagos y gotitas de lluvia.



Es uno de esas típicas noches, donde el cielo es púrpura muy obscuro, quizás un azul marino, o una mezcla extraña de las dos. Esas con relámpagos y truenos, con gotas de lluvia gruesas, pero escasas. Donde ves a personas desde la ventana de tu habitación de segundo piso volviendo de comprar el pan, o lo que sea que hayan salido a hacer, con pantalones cortos y camisetas simples. Lo que es yo, sólo salgo a tomar aire, a alejarme de mi barrio. No sé qué es lo que necesito, pero sea lo que sea, estoy ansioso. El sonido de los truenos me alivia momentánea y ligeramente, mis pasos parecen apresurarse. Mis manos pálidas y delgadas salen de mis bolsillos. He dejado de sentir calor. El frío cala hasta mis huesos, y no sé por qué sea. El viento golpea mi rostro, lleva mi cabello hacia atrás. Son estos los momentos en que no entiendo, ni quiero entender nada. Mis manos deben estar azuladas, pero no me importa. Sigo caminando contra el viento, el agua, el frío... Voy contra todo, y no sé por qué. Mi mano se encuentra con otra mano, pero la sombra del árbol debajo del cual me encuentro cuando esto ocurre, no me deja distinguir la gran cosa. Sólo una figura alta, refugiada bajo un abrigo largo, y una bufanda clara.

"Hola" No, no conozco aquella voz. Quizás sí, pero no la recuerdo. No sé, no puedo estar seguro. "¿Qué haces con este frío, en la calle, y tan desabrigado?"

"¿Quién eres?" Pregunto, sin intención de soltarme todavía.

"Ven, acompáñame" Dice la voz amigable "Ya te diré luego quién soy. Voy al café Cena d'Amore, ¿lo conoces? Ven conmigo".

La lluvia está cayendo más fuerte, y yo me voy de la mano con él. Aún no sé quién es, quizás no lo averigüe tampoco. Tal vez vayamos a un café mediocre, me diga que fue mi profesor de infancia, o que es un amigo de mi hermano. O puede que terminemos en un café agradable, y comience a decir alguna que otra cosa que no me importe demasiado. "Tal vez" son dos palabras peligrosas, en realidad. Pero ya no sé nada. Sólo sé que voy de la mano con él, y sus manos están más congeladas que las mías. Sonrío, porque están más azules también.

Nota: Realmente no sé a qué vino todo esto, sólo sé que realmente habían truenos, y relámpagos cuando empecé a escribirlo, y que la lluvia comenzó a caer más fuerte cuando lo escribí. Puede que haya sido el regalo de San Valentín que merezco por no haber hecho nada en todo el día, más que estar echada escribiendo y leyendo. 

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miércoles, 8 de febrero de 2012

Celos.



"Entonces... ¿Son muy buenos amigos? Me refiero a que... ¿Se conocen desde hace mucho?"

Eso le acabas de preguntar. Porque tus demás preguntas, parecen no obtener ninguna respuesta satisfactoria. Está bien, no son nada, pero al fin y al cabo... ¿Acaso no tienes derecho, a tener esos sentimientos extraños? De todas formas, y sin importar nada, esta pregunta tampoco tiene una respuesta que te satisfaga. De hecho, ni si quiera ha despegado su mirada oceánica del periódico que está frente a su rostro, ni el cigarro recién prendido de sus labios. No por completo. Sólo un par de milímetros, con la mano derecha. Eso es lo que te molesta... Parece que, a él, nada le importa. Parece que no entiende nada que no esté explícito... No sabe leer entre líneas, y eso te desespera.

"No es para tanto"

Un par de palabras intercambiadas más. Definitivamente, no entiende nada. No sirve para nada. Sólo electrifica tus sentidos, sólo sabe ponerte los nervios de punta, darte jaqueca... ¿Quién lo diría? No puedes creerlo, y quizás, tampoco yo, en algunos momentos. ¿Cómo puedes sentir celos? Bueno, en fin... Sólo estoy redactando lo que sucede, así que no tengo mucho derecho a reprocharte nada.

"De todas formas, no te le acerques"

Será un proceso muy largo, para que comprendas todas y cada una de sus palabras... ¿No es así?

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lunes, 6 de febrero de 2012

Recomendando libros.



Bueno, bueno, parto por el principio. El principio es, que jamás he recomendado libros por medio de mi blog, pero siempre hay una primera vez. Quisiera recomendar "Romance del duende que me escribe las novelas", del que podría convertirse en mi autor preferido: Hernán Rivera Letelier. Encontré el título en Feriamix, y anoté el nombre en mi libretita, esa pequeña, que me cabe en cualquier bolsito, que llevo en caso de un arrebato de inspiración en algún lugar en el cuál no tenga computador o cuaderno. Ese mismo día, fui al centro, y me lo compré. Me tardé dos días en leerlo, no lo quería soltar. No es muy largo. 

En fin, me llamó la atención el título (bastante peculiar), y al ver de quién era, me decidí a ver de qué iba. Es una mezcla entre autobiografía de infancia con fantasía. En el libro, Letelier nos cuenta que de pequeño, tuvo su propio duende, que lo acompañó, lo ayudó, entre otras cosas. Como en muchos libros, el lugar en el que se desarrolla, es en las salitreras del norte de Chile. El prólogo es muy bueno, agarra desde un principio. La frase que más recuerdo, que identifica para mí al libro, es: "Más vale callar, si lo que va a decirse no es más bello que el silencio". Se supone que es lo primero que el duende le dijo al autor. A pesar de estar escrito en primera persona, me gustó muchísimo. 

También es altamente recomendable "El escritor de epitafios". Fue mi primer libro suyo, y uno de los mejores que he leído. En cuanto pueda, me compro/descargo "Himno del ángel parado en una pata" (cuya primera hoja ya leí en una biblioteca), y veo qué tal.

{Foto} Minerales entre rocas.