martes, 29 de mayo de 2012

Saberte.


 Me parecerías mucho más real e imposible cuando eso sucediera. Sin embargo, sentía que era lo correcto, saberte lejos e inalcanzable.

domingo, 27 de mayo de 2012

Aquel fatídico día.

 A veces desearía gritarte. Hay muchas cosas para gritar en tu oído, aunque no me permito a mí misma hacerlo. Cosas como "¡Vuelve a ser la que eras antes, maldita sea!" o "¿¡Por qué tuviste que cambiar tanto!?". Cosas como esas... Pero no puedo. No puedo reprocharte que hayas cambiado, cuando puede que no sea culpa tuya. No hay forma en que yo sepa eso, así que, en la duda, prefiero callar y en silencio, observarte, deseando en silencio que sigas siendo la de siempre. Deseando abrir los ojos, y que todo haya sido un mal sueño: Nunca haberte perdido. Pero te perdí. Te perdí aquel fatídico día, cuando ni yo misma supe que te había perdido. Me lo contaste más tarde, días más tarde. Aún lo recuerdo bien.

Me llevaste a tu habitación, recuerdo la ubicación de tu cama, recuerdo cómo nos sentamos, recuerdo bien aquel espejo frente a mí, dándole la espalda a la ventana. Recuerdo mi sombrero y abrigo negros. Recuerdo que era un cinturón al que le hiciste un agujero, recuerdo bien que me dijiste "Hice algo malo, pero no quiero que te enojes conmigo". Recuerdo que esa noche y ya de mañana lloré. Recuerdo bien cuánto lloré.

Los días siguientes, normales. Los siguientes a aquellos, vino el cansancio. Las constantes llamadas, las constantes preocupaciones. "Lo volvió a intentar". Recuerdo más que bien, la noche en que te despediste de mí, y vi que verdaderamente, planeabas una despedida.Cloro.  Todo era llanto. Los míos también, sentada a la cabecera de la mesa, apoyada en la pared, con un vaso en mi mano. Sólo allí, supe que te había perdido hace mucho tiempo. Pero sólo ahora me doy cuenta de lo que en realidad significa.

Maldigo ese día. ¡Ese fatídico día!

lunes, 21 de mayo de 2012

Domingo, 4 A.M., Lunes.


Guiándome con mis manos entre las confusas paredes, he llegado a dar con la puerta del baño, y en cosa de segundos, la he habierto para dejarme caer al frío suelo compuesto de baldosa celeste llena de puntos negros y blancos. Arrastrándome. Así llegue dentro de él. Todo da vueltas, Dios mío.

"Sabes que estás mal cuando..."

Me apoyé contra la pared. Fría también. Todo estaba frío, así que, con mi brazo medio muerto, tanteando entre toda la obscuridad, prendí aquel diminuto calefactor eléctrico junto a mí, y un escalofrío me recorrió por completo al sentir el agradable calorcillo que despedía.

"... empiezas a escuchar cosas".

No sé de donde salen estos sonidos. Estas voces confusas. Sólo es mi mente, pero aquello me preocupa el doble. Muchos sonidos extraños. Una melodía que me encanta, Neon Trees. Pero no quiero escucharla.

I can be your new addiction

Alucinaciones. ¡No las necesito ahora! You can be my drug Siento que mi cabeza va a explotar, que mi cuerpo se desarma lenta y dolorsamente. Lo detesto. Los escalofríos no cesan, y ahora no dejo de ver un par de ojos brillantes y sonrientes a donde quiera que mire. Cierro los míos, apreto los puños. Cuando vuelvo a abrirlos, estoy tirada en el suelo de mi habitación. Las noticias suenan en la televisión, y comienza un nuevo día...

miércoles, 16 de mayo de 2012

Amar en silencio.


Respiró profundamente. Hallarse entre sus brazos, era todo lo que deseaba en aquel momento. Porque sus abrazos eran deliciosos, y sentía que se perdía lentamente entre su perfume, cual espeso bosque. Que su piel le quemaba, cual fuego o hielo. Pero ahí seguía, hundida, enredándose pacientemente con sus brazos, asegurándose de que no la soltase jamás. Deseando en silencio, que él no se alejara. Nunca más. Porque, al momento de separarse, sabía que continuaría amándolo. Sabía que, al momento de separarse, sería ahogarse penosamente, sería perder todo el aire. Sería una agonía infinita, que no terminaría hasta el próximo contacto. Que no se aliviaría un poco, hasta su próxima mirada.

"¿Qué sucede?" 


"Nada"

Mentiras que siempre la herirán más a ella que a él, pero que continúan sobre sus labios.

Sin inspiración. Ando penca.

lunes, 7 de mayo de 2012

"Te quiero y te querré".

"Te quiero".

Las palabras resuenan distantes, dentro de su cabeza. Sus ojos idos.

"Te quiero y te querré". 

¿Será verdad? ¿Será mentira?

"Te querré, hasta que las hojas no se marchiten en otoño".

Recordó que se hundía en su cabello, restregándose los ojos al mismo tiempo, tiernamente.

"Te querré hasta que las prostitutas pasen de moda". 

Suspira.  Se siente tonta, tarada. Enamorada, quizás.

"Te querré cuando las luces de la calle se apaguen al llegar la madrugada"

Sonríe amargamente, mirando el techo de madera.

"También te quise. Cuando la acera mojada te hacía caer al suelo".

"Cállate, que yo también te quiero".

No, en realidad, nunca quiso que sonara así. Más bien, quería que fuera un "Cállate, que yo también te querré, si sigues mintiéndome así".

Pero sólo suspira.

domingo, 6 de mayo de 2012

A long time ago.



El borde de la indiferencia.
Todo al golpe de las puertas.
El desdén o el repudio,
Al silencio y las miradas.

Amante de tu mirada fugaz,
De tu suspiro cortado, tu voz sepulcral.
Adorando tus pasos callados,
Y tu sonrisa fatal.

Si tan sólo pudiese rozar tus suspiros,
Acariciar tu alegría, 
Y saborear el cálido y dulce,
El distante y confundid palpitar de tus palabras.

Paulina Herrera Campos.