miércoles, 18 de enero de 2012

Tropezar.

Cierra los ojos una vez más. Está enloqueciendo. El calor de esos brazos ya no parece llenarle por completo. ¿Por qué tiene que estar huyendo, ahora? "Las paredes son blancas. Parecen nubes. Y si hubiera más celeste, parecería el cielo", le habían dicho una vez. Cuando aún se abrazaban en los pasillos. Cuando nadie la perseguía por los mismos, con jeringas, sedantes, y gritos enfadados. Cuando no tenía por qué huir.

Tropiezas. 


Ves lo mismo, sólo que desde un poco más abajo. Algunos se agachan para ayudarte, pero dos o tres, corren un poco más hacia ella. Se voltea mientras sigue alejándose. Te mira fijamente a los ojos, y te das cuenta de que está llorando. Esos ojos celestes... Son muy brillantes. Destacan. Es lo único celeste, entre tanto blanco de las paredes, pisos, trajes de enfermeros, doctores... Hacen que parezca el cielo. No, corrijo. Hacen que aparezca.

Nunca has dejado de tropezar.



domingo, 15 de enero de 2012

Je ne sais pas

Y ya nos cayó encima el 2012. Tengo ganas de escribir una entrada, aunque no sé muy bien sobre qué. He estado muy distraída, sintiendo que necesito hacer más cosas, pero sólo no sé qué cosas hacer. Nada me satisface mucho... Aunque, claro, siempre hay cosas que hacer, y que por flojera, no hago. Me contradigo, ya sé.

Quisiera terminar de ver Black Swan. También seguir botando cosas en mi pieza, para vaciarla de a poco. Pintar mis paredes, de un verde pastel. Un cambio de muebles y de orden, tampoco me vendría para nada de mal. Botarlo todo. Leer más libros, quizás. Tomar más fotos, lograr efectos bokeh. Hablar con Catt. Salir con alguien de vacaciones. Aprender inglés.



Ah, para cambiar un poco mi rutina, o ese "no se qué"/"como se llame", voy a comprar una libreta (pequeña) de deseos. Sí, ya sé que es raro... Pero lo haré de todos modos. Para llevarla conmigo, y... bueno, claramente, anotar mis deseos. O una libreta de variedades, para escribirle o dibujarle lo que se me venga en gana, también sería bueno. Muchas libretas.


¿Voy a seguir escribiendo sin sentido? Creo que es sólo mi escritor adolescente interior, que ya no quiere contenerse más.